La Venezuela post-chavista genera por ahora aún más resistencia y rechazo entre los inversores que la que rigió durante los años de vida del bolivariano. Las primeras reacciones que se sintieron ayer en los indicadores y activos bursátiles mostraron que deberá pasar algo más de tiempo para que el modelo termine por seducir a los mercados, con mejores señales en la política interna y buenas perspectivas en el desarrollo económico local.
Los bonos soberanos de largo plazo se hundieron ayer hasta casi un 3% durante la rueda, el riesgo país escaló más de 20 puntos básicos y los seguros contra un default bolivariano avanzaron otros 40, a pesar de que, durante hace ya varias semanas, el mercado había venido descontando el impacto de la noticia. Desde la consultora Moody’s reiteraron ayer que por la incertidumbre política decidieron dejar en “negativa” la perspectiva sobre la nota que le asignan a la deuda de Venezuela (de ‘B2’ para la que es en moneda extranjera).
El factor decisivo en la decepción bursátil, según los propios operadores, fue el temor que aún provoca la transición que deberá llevarse adelante en los próximos meses: ¿Quién quedará a cargo del poder político y quién tomará verdaderamente las decisiones durante el proceso previo a las elecciones? ¿Cuánto podrían demorarse estos comicios que, según prevé la constitución de ese país, deberían concretarse en 30 días?¿En manos de quién recaerá, una vez realizado el sufragio, la conducción de la gestión?
“Los que vimos en los mercados fue un reflejo de esta alta incertidumbre que, en el corto plazo, persiste entre los inversores por el manejo de la transición, si bien los agentes ya estaban descontando la muerte de Chávez porque las últimas señales que estuvo mandando el gobierno venezolano dejaban bastante claro que el presidente estaba en una situación muy crítica. En lo que viene es posible que sigamos viendo una gran volatilidad”, comentó a este diario el analista de Barclays en Nueva York, Alejandro Arreaza.
Los bonos globales de referencia de Venezuela cayeron ayer en línea con este diagnóstico:
el título que vence en 2018 retrocedió un 1,5%; el que lo hace en 2020, un 2,67%; y el que termina en 2027, un 2,8%. El riesgo país avanzó, simultáneamente, desde los 722 a los 742 puntos básicos (un 2,27%) y los seguros que toman los inversores para cubrirse de un eventual default bolivariano se dispararon 45 pb, de 640 a 685 unidades. “El país pronto se embarcará en un período de transición política y campaña electoralista. Por lo tanto, la transición del poder no será nada agradable. Y hoy somos incapaces de hacer cualquier cosa que pueda detener la calamidad que está en el horizonte”, dramatizó ayer, en un informe enviado a clientes, el analista Walter Molano, de BCP Securities.
En general, estos desarmes de posiciones suelen favorecer a los activos argentinos porque son considerados también, como los venezolanos, de alto riesgo (o high beta). Sin embargo, ayer el pánico no pareció tener ningún derrame beneficioso para la Argentina. “En otras situaciones hubiera podido actuar como un sustituto de Venezuela en el mercado. Pero esto no se está dando por el tema judicial de Nueva York que pesa en estos momentos sobre su deuda”, agregó Arreaza. A nivel local, el CDS recuperó 200 puntos básicos (hasta más de 2.800) y el dólar que pagan los inversores para liquidar sus divisas fuera del país a través de la Bolsa (el llamado ‘contado con liqui’) llegó a cotizar, otra vez, por encima de los $ 8.
Para Moody’s, Venezuela recién podría encontrar su propio ‘oasis financiero’ en un eventual triunfo electoral de la oposición. "La situación actual ha revivido la posibilidad de que un candidato no oficialista pueda hacerse cargo de la presidencia y que éste empiece a marcar el comienzo de las reformas económicas que podrían mejorar la imagen de crédito de Venezuela en el mediano plazo. Sin embargo, la oportunidad potencial se ve compensada en el corto plazo por los riesgos asociados con la transición política”, escribió en su último informe. Por esto mismo ayer ratificó que, al menos por ahora, la “debilidad de la instituciones” venezolanas hacen que el país aparezca aún expuesto a un riesgo de transición. “Aunque este riesgo ya está incorporado en las calificaciones actuales, la perspectiva negativa refleja la mayor probabilidad de una migración a la baja calificación que cristalice los riesgos de transición, lo que resulta en un deterioro de los fundamentales de crédito”, completó.
Ignacio Olivera Doll
Nota en Ámbito Financiero
No hay comentarios:
Publicar un comentario