El camino del dólar aparece allanado por varios factores. A la ya floja liquidación de exportaciones, se le sumaron nuevos obstáculos del Gobierno para que los operadores turísticos giraran divisas al exterior. El nuevo cepo redujo la oferta de billetes en la plaza, que quedó con menos "manos amigas" para calmar la demanda de los argentinos más voraces. Además, el avance de la cotización del dólar que pagan los inversores para sacar divisas del país también le fue abriendo paso. Este contado con liquidación, que es el tipo de cambio que surge de la compra de títulos y acciones que hacen en pesos los inversores para venderlos en dólares en el exterior, despegó el jueves de la semana pasada hasta tocar hoy los $ 8,47 (según la medición de la agencia Bloomberg).
El 'liqui' y el 'blue', como se los conoce en la City, se mostraron en este tiempo como dos caras de un mismo dólar libre en la Argentina: el primero marcando una "tendencia" en la evolución que tiene el precio del billete a nivel local; y el segundo representando el "ciclo" de ese mismo precio, mediante oscilaciones hacia arriba y hacia abajo, pero siempre en torno a la evolución que define el anterior (a pesar de que, en general, el 'liqui' es levemente más costoso por las comisiones que se deben pagar en las transacciones). Esto explica la marcha ascendente que aún le deparan los operadores al "blue" en el corto plazo: hoy a $ 8,05 en las cuevas, pero camino hacia los $ 8,50 que ya le indica el liqui.
El "liqui" se disparó abruptamente el mismo día en que los banqueros y bolseros supieron que podrían dejar de operarse los contratos a futuro en Nueva York (los NDF) por la decisión de la asociación que mide el tipo de cambio en los que se terminan pactando (el EMTA) de suspender la encuesta diaria que realiza con ese propósito, para evitar exponerse a riesgos legales ante un eventual desdoblamiento cambiario. Este dólar a futuro quedó ayer en los $ 7,37 para el plazo que vence en dos meses, y convalidó así una devaluación del peso cercana al 30% .
En este contexto, el Banco Central no hace más que perder reservas. Quedó con un saldo neto negativo de u$s 2.300 millones en sus intervenciones cambiarias, que no tiene precedentes desde la crisis de 2002 y que le hizo caer su stock en u$s 1.700 millones.
Ignacio Olivera Doll
Nota en Ámbito Financiero
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