Lo anunció el 5 de junio de 2012, en un acto público. Dijo hacerlo porque consideraba que, objetivamente, era "más rentable tenerlo en pesos que en dólares". Vendiendo en el oficial, obtendría hoy 1,1 millón más que los que tiene en la actualidad; y en el mercado paralelo, unos $ 16,6 millones más.
"Quiero decir que he decidido que voy a poner mi plazo fijo en pesos; y de paso decirles a todos, amigos, compañeros y funcionarios, que tengan algunos 'dolarcillos', que es necesario que den testimonio y pruebas de esto. El mensaje de Cristina Fernández pretendió ser, el 5 de junio pasado, un gesto simbólico y ejemplificador para todo un país que culturalmente se obsesiona con el dólar. La presidenta anunció entonces que vendería en el mercado cambiario oficial unos u$s 3.066.632 que había mantenido hasta ese día ahorrados en dólares, en un banco privado de Río Gallegos, para colocarlos finalmente en un plazo fijo en pesos del Banco Nación. "Lo hago porque, objetivamente, es más rentable tenerlo en pesos que tenerlo en dólares", razonó.
La anécdota difícilmente pueda ser olvidada por aquellos funcionarios que en esa misma cadena nacional fueron alentados a imitar la iniciativa. Sobre todo porque, a siete meses de ese anuncio, el retorno captado por quienes hayan llevado adelante esa pesificación parece ser hasta ahora demasiado mezquino frente a la pérdida de poder de compra que en igual tiempo les pudo haber provocado la inflación. El senador Fernández, observado en esos días por haber dicho que haría con su dinero lo que se le antojaba, debía obedecer también lo que se interpretó orden: "Primero de fila con bonete", le sugirió.
La inversión no resultó ser demasiado beneficiosa. Desde que hizo efectiva su pesificación, la Presidenta habría obtenido un retorno del 21% (considerando un 16% anual) por los ahorros que tenía en dólares. Esto es, en términos concretos, casi 3 millones de pesos en dieciseis meses que no le alcanzaron para recuperar siquiera la mitad del valor real que perdieron sus ahorros por la inflación. Y que muestran que dejó de ganar, al menos, otros $ 1.200.000 adicionales que hubiera obtenido por haber optado mantener sus ahorros en dólares. En este caso, por ejemplo, el retorno percibido ya hubiera podido ser del 30%, si hoy mismo decidiera venderlos en el mercado cambiario oficial; o hasta del 116%, si decidiera medirlos al valor que hoy tiene el dólar blue ($ 9,95 para la compra, que es el precio que de debe tomar si uno decide desprenderse de las divisas en el mercado informal).
El plazo fijo en dólares que tenía Cristina (según su propia declaración jurada) equivalía en junio a unos $ 13,9 millones considerando el tipo de cambio oficial de esos días (una cotización de $ 4,54). Al decidir colocarlos en el Banco Nación, la presidenta ya terminó por acumular hasta estos días un total de $ 17 millones. Eso fue luego de hacerse de una ganancia de $ 3.000.000 por los intereses que pagaron hasta hoy, en promedio, los bancos públicos (considerando un promedio del 16% anual).
Si, en cambio, Cristina hubiera preferido mantenerlos tal como estaban, hoy habría obtenido retornos bastante más tentadores: $ 4 millones considerando el tipo de cambio oficial; y unos $ 16,6 millones según el valor del blue. Y por lo tanto hoy habría llegado a atesorar, en total, unos $ 18 millones o $ 30,5 millones, respectivamente.
Ignacio Olivera Doll
oliverai@ambito.com.ar
Cristina hija de re mil puta
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